En la facultad de ciencias de la UNAM hay esta escultura de Prometeo que, supuestamente, los estudiantes movieron de la vieja localización a la actual a mano. De cualquier fora, está en un lugar donde la gente se reune y seguro ha visto muchas cosas. Recuerdo por ejemplo haber visto a una chica quitarse el bra por abajo de la blusa, una competencia por ver quien factorizaba más rápido en primos unos números (auxiliados de unas calculadoras de bolsillo), simultaneas de ajedrez, obras de teatro, discuros políticos y lecturas del origen de las especies, desde un banquito, en una combinación entre misa y discurso de caja de jabón, todo a los ojos de Prometeo. Algunas de estas cosas estaba recordando feliz hace unos días.
También hace unos días estaba leyendo la descripción que hace Feynman de la primera explosión nuclear hecha por el hombre, que observó a veinte millas de distancia. Gracias a un muy buen amigo, tengo un pedazo de arena cristalizada por esa misma explosión, el cual, hace unos días también, le mostré a una visita.
Soñe anoche que había gran alboroto alrededor de la fuente del Prometeo, la gente salia de los edificios y se paraba ahí, al atardecer, pero volteando más bien al sureste.
La luz de la explosión llenaba de blanco todo el campo visual por unos segundos, como si le hubieran puesto a uno una hoja blanca frente a los ojos, y despues una nube cambiando rápidamente de forma, morada sobre ese cielo azul obscuro, y poco despues un golpe de aire que levantaba el polvo y hacia que algunos nos arrojaramos al suelo.
El fuego de los dioses... en manos de los hombres.
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Nuclear Dream
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Alguien me habló todos los días de mi vida al oido, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte. (JS)