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la cafetería de sillas anaranjadas

Era una cafetería, tenia una barra por la que deslizabas una charola (tray) y te iban sirviendo comida. Las sillas eran de conglomerado, y con una capa de triplay pintada de anaranjado arriba, eran bastante gruesas. Las mesas tampoco eran de madera, pero el recubrimiento que tenían, algunos ya despegados, pretendía por medio de dibujos ser madera. Había unas maquinas que mantenían fría y homogenea una bebida sabor jamaica a base de jarabe. El techo era bajo y cada mesa tenia siempre un frasco de azúcar.

Conocí ese lugar de pequeño, estaba a las afueras de un centro comercial y a mis padres les gustaba encontrarse con gente ahí, era el sitio de reunión para algunos. Solo recuerdo haber probado la comida una vez, pero el agua de jamaica y los refrescos muchas otras. Los dependientes eran adultos, señoras, no adolecentes. El trato era amable y personal. Es la experiencia mas vieja que recuerdo de haber pedido algo al otro lado de la barra por mi solo.

Las personas que a veces se encontraban ahí tenían todas clase de nombres que a mi me parecían enigmáticos y emocionantes, Rosa Rosas, Esparza, Medina, Agüayo, Pancho y mi favorito: el Batman, por cierto el único de los cuales que podría reconocer si lo viera hoy, unos 18 años después. De todos esos nombres mi favorito era Medina.. no se realmente por que, solo que estaba relacionado con una persona alta, de bigote y poco cabello, pero joven. Tenia siempre un sweater de rombos, y lo que me encantaba era el nombre, Medina.

Depues, cuando mi madre iba al autoservicio adyacente, a veces nos desviábamos a la cafetería por un refresco. Ella y yo, en la aventura de ir en busca de consumibles, mientras mis hermanas estaban en sus clases de música, en la universidad, a unos pasos de ahí.

Antes de que destruyeran la cafetería para hacer un estacionamiento más amplio, fui un par de veces con una de mis primeras novias, también por refrescos, o a veces solo al baño.

Era un lugar importante para mi. Desde aquí (donde escribo esto) se alcanza a ver el ampliado estacionamiento. Esperemos que la Onda de Fria, la nevería que estaba a unas cuadras, sí haya resistido el embate de las corporaciones.

2 comments:

Anonymous said...

Una descripci[on tan buena y enigmática que no puedo arruinarla diciendo el nombre de ese lugar; que es también uno de mis primeros recuerdos, sólo que yo nuncda comí ahí, pero de joven fume muchos cigarrillos ahí. El Batman, la única persona que no puedes recordar, era mi padre; era su apodo desde la prepa y por eso a mí me decían el Robin.

VíctorMireles said...

Ah.. el es el único a quien SI puedo reconocer si lo veo hoy, si sabía que era él :)




Alguien me habló todos los días de mi vida al oido, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte. (JS)